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Las nuevas tecnologías desafían el reinado de la TV. Contenidos por PC, notebooks, netbooks, tablets y celulares están cambiando el mapa del consumo de contenidos y prometen hacerlo aún más en muy poco tiempo. ¿Qué impacto tendrá la hiperfragmentación?

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CyC 2291 especiales Febrero 2014-16

En los 80 había un televisor, a lo sumo dos, en cada hogar. A penas tres décadas después hay, como mínimo, una pantalla por persona. PC, notebooks, netbooks, tablets, celulares; gracias al avance tecnológico el universo de la comunicación, la información y el entretenimiento se diversifica en forma constante y con él cambia el modo de consumir contenidos. Luego de años de ver unos pocos canales generalistas programados de manera casi estática, aparecieron primero el cable, después internet y más tarde TV On Demand, Netflixy demás. Los medios están en cambio permanente y la transformaciónes cada vez más veloz. De a poco, el televidente abandona su rol pasivo frente a la pantalla y se va convirtiendo en un consumidor que, además, genera contenido. Con la incorporación de nuevas tecnologías, el mercado crea necesi-dades que a su vez despiertan otros intereses y abren canales para el consumo, pero también nuevos desafíos para los modelos de negocios y su regulación, Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (Lsca) mediante.

¿Cómo se verá televisión en un futuro que ya está a la vuelta de la esquina? Nadie lo sabe con exactitud, los cambios son abrumadores y están sucediendo. En cuanto a las vías de transmisión, son tres las que se distinguen claramente: la clásica tevé abierta; la paga que se difunde vía cable o satélite, y la digital, en plena expansión y desarrollo, que permite que se multipliquen los canales y las voces. En nuestro país, la televisión abierta está obligada a realizar los cambios necesarios para migrar a la emisión digital en 2019, cuando se concrete el apagón analógico. Por otro lado, el uso del cable está masificado: “Con el 80 por ciento de la población conectada a la TV paga, la Argentina es el tercer país de mayor penetración del cable. Los dos primeros son Canadá y Estados Unidos. Al revés que Brasil, donde el 80 por ciento de la población mira tevé por aire”, dice Osvaldo Nemirovsci, coordinador general del Consejo Asesor del Sistema Argentino de Televisión Digital (TDA).

Aunque la audiencia todavía no se volcó en forma masiva a ver contenidos televisivos en internet, la oferta crece y cada vez más personas optan por ver temporadas enteras de su serie favorita de un saque por este soporte, en lugar de esperar cada episodio en la pantalla chica a la hora señalada. Esta tendencia le está restando público al cable. El aire también padece: según la cuestionada Ibope, con 8,5 puntos de rating, Telefé fue el canal más visto en 2013, cuando el año anterior esa misma emisora ganó el podio con 11,2.

Algunos ya ven formato televisivo en su computadora y no falta mucho para que esta costumbre llegue al celular. “En el país hay doce millones de aparatos de TV tradicionales, que están en las casas, y 52 millones de celulares; la idea es que en algún momento se incorporen a la TDA. Hay empresas telefónicas que ya brindan sus celulares con la pantalla digital y con la posibilidad de recibir de manera directa las eñal. Todavía son pocos, pero la oferta se puede ampliar en cualquier momento. Esto replantea varias cosas, por ejemplo: la gente podrá ver su programa mientras viaja en colectivo, lo que crea un nuevo público, un nuevo prime time. En algún momento, vendrá la miniaturización de los contenidos propios para los celulares que no van a ser los mismos que los del aparato de televisión tradicional; por lo tanto, hay ahí un nuevo modelo de negocio de los productores, publicistas y demás que el día de mañana pasarán por 50 millones de celulares y una enorme diversidad de señales. Los que saben de esto tendrán que encontrar en esta tevé nuevos modelos de rentabilidad”, proyecta el funcionario.

El abanico de ofertas que puede abrir la TDA, más aún con la futura posibilidad de ver contenidos por el celular, trae aparejada otra cuestión: la tan mentada hiper fragmentación de la audiencia. ¿Será bueno o malo que esto suceda? “Antes había un contenido único para millones de personas, después se fue fragmentando con el cable: con canales de noticias, deportes, moda, etcétera. El on demand es más o menos eso: cada uno ve lo que quiere ver. Los canales generalistas han quedado relegados a la tevé abierta y son de difícil rentabilidad, de costos muy grandes, pero la creatividad puede dar otra vuelta de tuerca. Hoy se va camino a la hiper fragmentación, no sé si es bueno o es malo, es una realidad”, reflexiona Nemirovsci.

 

El red a red

Aquí hay otro factor que entra en juego: el boca a boca o, mejor dicho, el red a red. Ya no se espera al otro día para hablar de lo que pasó en el último capítulo, las charlas de lo que se ve suceden en las redes sociales en el mismo instante en que el programa se emite. Un caso paradigmático fue el de la serie House of Cards, realizada por Netflix para internet: seis millones de personas se abonaron a la empresa sólo para verla. Y no necesitó de una campaña millonaria, fueron los mismos usuarios quienes se ocuparon de publicitarla.

En nuestro país, quien puede atestiguar que el público no es un mero receptor pasivo es Cynthia Ottaviano, defensora del Público de Servicio Audiovisual. “Tenemos audiencias muy sensibilizadas con los incumplimientos con el horario de protección a la niñez y la adolescencia, que rechazan las estigmatizaciones de jóvenes, de lesbianas, gays y travestis, también de nuestros pueblos originarios, y que reclaman por la universalidad en el acceso a la televisión y el cumplimiento de la grilla de programación”, cuenta. En un año, el organismo recibió y canalizó 1.443 reclamos, denuncias y consultas. De ellos, el 70 por ciento se resolvió de manera positiva.

La manera de ver televisión está mutando. En términos jurídicos, la larga disputa legal por la constitucionalidad de la Lsca dificultó su implementación efectiva. No sólo regirá el funcionamiento de la tevé en la Argentina. También, al redistribuirlas licencias, desconcentrará un mercado oligopólico y facilitará la entrada en escena de nuevas voces: medios comunitarios y asociaciones sin fines de lucro, universidades nacionales y pueblos originarios, que con la ley de la dictadura estaban imposibilitadas de administrar emisoras y ahora recibirán financiamiento y capacitación estatal para la puesta en marcha de sus programaciones. Además, la Lsca supone una fuerte impronta sobre el origen de los contenidos: los licenciatarios privados deberán emitir un mínimo del 60 por ciento de contenido nacional y hasta un 30 por ciento de contenidos locales, según el tamaño de cada ciudad.

En ese contexto, el ordenamiento de la grilla será crucial para estos nuevos emprendimientos. “La grilla permitedos cosas. Por un lado, facilitar el acceso del público a determinadas señales organizándolas de acuerdo a categorías: infantiles, canales de aire, internacionales, etcétera. Por el otro, garantizar que estén incluidas dentro de la grilla –explica Fernando Torrillate, director de Imagen y Comunicación de la Afsca–. Es importante que el Estado promueva la posibilidad de que la oferta sea más amplia, que es uno de los pilares que tiene la ley. Por supuesto, el televidente construye su organigrama como quiere, pero debe tener la opción de hacerlo.”

Aún cuando proliferan las pantallas, la televisión sigue teniendo un lugar de privilegio en los hogares. Y no está claro que vaya a perderlo. De hecho, no falta quien cree que, frente a la competencia de soportes o maneras de ver tevé que obliguen a buscar, teclear, programar, muchos sigan prefiriendo el negligente y muy confortable zapping desde el sofá.

 

Por Virginia Poblet

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“Estamos en una metamorfosis muy grande”

 

Kirzner produce contenidos y es gerente de una agrupación de canales cooperativos.“La tecnología nos está cambiando la vida de una manera brutal”, asegura.

Director de contenidos multiplataforma, productor general y consultor especialista en transmedia, Damián Kirzner es un innovador, se dedica a explorar y a realizar contenidos en todo medio de comunicación que se le cruce. Como licenciado en Ciencias de la Comunicación y consumidor de tecnología, es un gran observador de los cambios que se están produciendo. El año pasado, el programa Todos estamos conectados, que realizó para la televisión uruguaya, fue nominado a los premios Emmy Digital Awards. En él, la audiencia generaba el contenido desde su casa vía web cam. Además, a raíz de la Lsca, que abre las puertas a las cooperativas para que tengan sus propios canales, Kirznerarmó Trama Audiovisual Cooperativay es su gerente de contenidos.

 

–¿Qué es Trama?

Es una cooperativa de canales cooperativos que nace a la luz de la Leyde Medios. Antes de la ley, estos sectores estaban proscriptos, si bien algunas cooperativas tenían sus emisoras y se escondían tras sociedades anónimas. Además de convocarlos, la ley obliga a que todas las señales distribuidoras de cable del país tengan un canal de producción local, lo cual va a generar trabajo local. Trama nace para darles sustentabilidad, porque solos muchos de ellos no podrían.

 

–¿Cómo es su composición?

Muy heterogénea: hay canales de pueblos muy chiquitos, otros de grandes ciudades, algunos muy sólidos y otros que son proyectos para la TDA. Por ejemplo: está la cooperativa de electricidad de un pueblo del norte de una provincia adonde el cable no llegaba, y decidió dar el servicio. Ahora la ley los obliga a tener un canal local, pero es una cooperativa chiquita en un lugar de dos mil habitantes, que no es sostenible económicamente. Ahí aparece Trama; podés hacer tu programación local, tu noticiero local, nosotros te ayudamos a capacitarte, a comprar los equipos, te asesoramos en la programación y armás un porcentaje de tu programación local; el resto lo hacemos entre todos los canales de la cooperativa. Eso es Trama, es procurar hacer sustentables todos los canales.

–¿Cómo se sostiene?

Hay que construir todo un tema comercial. Es lento y difícil. Pretendemos hacer una TV que no requiera de subsidios. Lo que tiene de particular este sector es que, a su modo, es masivo: el 12 por ciento de la economía argentina proviene de cooperativas, algunas muy importantes, como Sancor, Banco Credicoop, La Segunda Seguros. El problema es que son empresas muy senior y los canales son muy junior: se tiene que equiparar un poco el sistema. A medida que la oferta de comunicación que estamos construyendo mejore en calidad, es muy probable que ellos puedan bajar parte de su pauta para mantener sus propias pantallas. Lo interesante de estos canales es que tienen una alta capilaridad, la gente los ve mucho porque se habla de la problemática de esa localidad. Y ahora que bajan a la grilla, van a tener la posibilidad de ganar una audiencia enorme.

 

–¿Está cambiando el modo de consumirlos medios?

Constantemente. El 70 por ciento que mira tele lo hace con una segunda pantalla adelante, y el 40 y pico está hablando mientras está mirandola pantalla a través de otra pantalla. Y muchas veces está hablando de lo que está mirando y retroalimentando el contenido. Yo creo que en el futuro, el contenido de medios será auto generado por el usuario para medios masivos. La gente no sólo genera el contenido de su Facebook, su página o en You Tube: está la posibilidad de que la audiencia genere el contenido de la televisión.

–Esto es Todos estamos conectados.

Exactamente.

–¿Estamos todos conectados?

Estamos en una metamorfosis muy grande, en un proceso donde la tecnología nos está cambiando la vida de una manera brutal. Tenemos antenas como las hormigas, los celulares son nuestras antenas. Ya no podemos prescindir de este aparato. Me voy de casa sin la billetera, pido plata prestada. Me voy sin el teléfono, vuelvo, porque no sólo percibo la realidad a través del tacto, de la vista, también a través de la conexión, la necesito, si pudiera tener el celular incorporado y no cargarlo aparte, lo tendría. Los nuevos modelos son relojes o anteojos, los ponés en el cuerpo. Ahí tengo computadora, teléfono, tele, mapa, información, puedo conectarme con mis hijos para saber en qué andan, es muy fuerte.

Damián Kirzner

Director de contenidos multiplataforma

 

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La televisión ha muerto,¡viva la televisión!

Director de la Maestría de Industrias Culturales de la Universidad de Quilmes La TV es el medio masivo de comunicación más relevante. El que más se impregnó en la vida cotidiana de las personas y el de mayores niveles de consumo. Su uso tiene objetivos variados: informar, entretener o simplemente “mirar tele”.

El desarrollo tecnológico de los últimos años transformó el sistema de medios masivos (prensa gráfica, radio y TV) y generó nuevos espacios (internet como medio y soporte, redes sociales) y nuevas prácticas y consumos. Los cambios pueden ser ubicados en tres tipos: tecnológicos, económicos y políticos (de regulación).Cada uno impactó en lo que conocemos como “la televisión”, fenomenal máquina cultural que no pierde su rol central, pero atraviesa mutaciones aparentemente definitivas.

Así como resulta clara la diferencia entre la TV abierta(usa el éter para transmitir, es de recepción gratuita) y la paga (vía cable o satélite), en la actualidad hablamos de la TV digital, destacada por sus ventajas (calidad de imagen y sonido, optimización de uso del espectro, interacción con el usuario, multiplicación de la oferta) y por sus incertidumbres (segmentación de audiencias y mercados, inversión para producir y acceder, modelos de financiamiento).En el país, el mercado televisivo desanda este camino en dos vías. Por un lado, un segmento que se suma a la TV de alta definición (HD) y a las nuevas formas de “mirar tele” a partir del desarrollo comercial y la capacidad de pago de los consumidores. Se ha acelerado la incorporación hogareña de equipamiento, pero no se comprueba aún la expansión en el consumo (poco más del25 por ciento de los abonados paga el plus por el servicio, según fuentes de las empresas Cablevisión y DirecTV) ni el ofrecimiento del servicio (sólo los grandes operadores han invertido en su redy pueden ofrecerlo).

Por otro lado, la política pública de TV digital comenzó a desarrollarse en 2009 luego de la adopción de la norma japonesa y se encuentra en pleno proceso de crecimiento. Incluye la inversión estatal en infraestructura, distribución de equipamiento yen producción de los contenidos, sin que haya tenido impacto relevante en términos de uso masivo, al menos hasta hoy. Se destacan el nivel de los contenidos, además de la transmisión en HD del fútbol. Pero es difícil dar cuenta de cuánto se podrá sostener en el tiempo con carácter sustentable una política con estos rasgos.

La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (Lsca) no reguló ni el ingreso de las empresas de telecomunicaciones al sistema ni la cuestión de la TV digital (definió únicamente que los licenciatariosno verán afectados sus derechos cuando suceda el apagón analógico)por la dinámica política para su aprobación. De este modo, las potencialidades que la Lsca tiene para el desarrollo de un sistemacon mayor diversidad y democracia chocan contra una estructura de distribución de contenidos de altísimapenetración y fuertemente concentrada, sin que la convergencia pueda dinamizarlo. Y con la convivencia de tres políticas distintas para tres sectores del espacio audiovisual (TDT, cine y Lsca) que trabajan paralelamente temas que deberían ser gestión a dos de modo integral.

Los modos y usos sociales que se expanden, permitidos por la tecnología y su apropiación por parte de las audiencias, muestran la convivencia de una serie de fenómenos: fragmentación de los públicos a partir de la oferta; crisis de niveles de consumo masivo (ya casi no hay programas que superen los 20puntos de rating, a excepción de acontecimientos deportivos);diversidad de tiempos de visionado (permitido por internet y expandido en los jóvenes); interacción vía redes sociales para discutirlos contenidos, algunos de los cuales “ya no pueden mirarsesin Twitter”.

La forma de hacer TV (y negocios) debe ser adaptada alas nuevas formas de verla. En su estructura, pero también en sus contenidos. La constante mutación tecnológica, económica y sociocultural sucede en un marco de incertidumbre sobre los modelos de negocio, sobre el futuro rol de los grandes medios y sobre su relación con los usuarios-receptores-consumidores.

Por Santiago Marino

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