Asegura que no siente el peso de ser “la hija de” y sigue la tradición artística familiar. Cantante en la banda de Charly García, también apuesta a su carrera solista.
lunes 14 de abril de 2014 | 5:09 PM |Es la hija menor de un ícono de la cultura popular argentina. Su padre, además, fue gobernador de Tucumán. Su madre, una mujer de cara angelical y sonrisa deliciosa, se desempeñó como actriz tiempo atrás y sus cinco hermanos mayores se dedican, como ella, a disciplinas artísticas. Para cualquier mortal semejante linaje resulta extraordinario, pero para Rosario Ortega su familia es lo más normal del mundo. Su joven vida está plagada de hechos excepcionales, quizás por eso se toma todo con total naturalidad. Primero fue convocada por Jesse Harris –un músico de Norah Jones a quien conoció en una tanguería de San Telmo en 2004–, para que participara de la banda de la película The Hottest State, dirigida por Ethan Hawke. Después, fue vocalista de la banda indie Entre Ríos. En 2010 se puso a grabar su disco solista Viento y sombra con producción y guitarras de Jesse Harris. Entre la grabación y su lanzamiento en 2012, Charly García la convocó para cantar en su banda The Prostitution en reemplazo de Hilda Lizarazu, donde sigue. En 2013ganó el Premio Gardel al mejor álbum de artista pop y fue nominada al Grammy. Rocha, como la llaman familiares y amigos, se autodefine como volada, es difícil asirla y sin embargo trasciende de ella una vida como de océano. Se lo nota en su disco de sonidos nítidos, diáfano como el mar Caribe, donde a su vez resalta su voz cansina y sus letras melancólicas de profundidades existenciales.
–Su álbum debut tuvo una excelente repercusión.–
Fue un disco con perfil bajo, no le di un empuje híper mega fuerte porque tuve que cancelar fechas por cantar con Charly, pero estoy muy contenta. Estas canciones las tenía más o menos desde los 19 años y el disco salió cuando tenía 26, necesitaba sacarlas para afuera porque si no, no iba a poder seguir adelante. Ahora quiero que los próximos temas estén lanzados a más tardar el año que viene.
–Muy perfil bajo pero ganó premios, debe de ser un gran peso para el próximo.–
Sí (ríe), tengo exigencias muy altas conmigo misma. A la gente le gustó mucho. Mi intención con la música estocar al otro, me deprimiría mucho hacer algo híbrido. Para mí que venga alguien y me diga “me hiciste llorar” es la razón por la que vale el esfuerzo
–¿Se lo dijeron?
–Sí.–
¿Le molestan las comparaciones? La relacionan con Regina Spektor y con Julieta Venegas.–
A mí me halaga porque son chicas queme gustan. No considero que tenga la esencia de Julieta, pero entiendo que se me compare porque es el modelo de mujer que hace pop y canciones. Cualquier chica que no haga rock o metal va a ser comparada con ella. Por eso uno no tiene que tomarse el trabajo de pensar a qué se parece lo que hace, porque ese es el trabajo de quien te va a escuchar. Si te ponés restricciones terminás al revés, por querer ser tan vos misma, terminás no siéndolo por miedo a que te comparen.
–Entró en Entre Ríos y en la banda de Charly García, dos lugares que ya estaban formados…–
Es verdad, es re difícil eso. Algún día me gustaría formar una banda desde cero, pero no lo elegí, fue así. Entre Ríos me entusiasmó porque era algo muy lejano para mí en ese momento. Mi primer contacto con la música fue desde la guitarra y el acústico, el folk, Bob Dylan, Joni Mitchel, Nick Cave. Esto fue una nueva veta y como soy muy curiosa me pareció interesante el desafío. La primera vez que canté con Charly fue en Cosquín. Siempre digo que fui muy inconsciente. De hecho no me gusta verme. Las únicas veces que me puse a ver videos en los que canté con él fueron para marcarme cosas, para no repetirlas.
–¿Qué cosas no le gustaron cuando se vio?–
De todo, movimientos, algo de la voz. Sí tengo mucha confianza en mí misma porque si no, no lo hubiera aceptado. Obviamente tuve un crecimiento, apenas subí a tocar con Charly no entendía muy bien qué estaba pasando, recién el año pasado o un poco antes empecé a entender la magnitud de todo esto. Es un aprendizaje constante.
–En general las mujeres son cantanteso coristas, son pocas las que tocan instrumentos, ¿hay discriminación de género?–
A mí me gusta mucho María Gabriela (Epumer), era alguien que tocaba super bién y me gusta su persona, pero es verdad, predomina el hombre. En el Cosquín Rock la mayoría son hombres Me parece que es algo que pasa en este país. En algún momento pensé que podría deberse al machismo, hoy creo que hay pocas mujeres en esos escenarios. De todos modos, hay pocas bandas de rock que me llamen la atención porque me parece un género que está agotadísimo.
–¿Qué le gusta escuchar?–
De todo, lo último que me compré fue un disco de Chilly Gonzales, un pianista canadiense superbueno. Como estoy estudiando piano tuve que buscar alguien que me entusiasme porque no soy metódica, no tengo mucha paciencia para las teorías y trato de entrar con cosas queme entusiasmen.
–¿Se aburre?–
Sí, empecé a estudiar en una escuela de música hace no tantos años, pero no soy perseverante, tengo que autoerigirme mucho para terminar algo, incluso una canción. Soy muy en el aire, no me llevo muy bien con lo académico. Hay una parte de mí que le gusta y otra que no puede. Salía de ahí y me iba a ensayar con Charly, era raro, porque en la clase se tocaban temas nacionales y después iba a ensayar con él, así que preferí ir a clases de canto y piano por separado. Siempre me costó estudiar. Cuando estás haciendo música, escribís o pintás, la cabeza vuela mucho. Me gusta estar por momentos conectada con el ahora, pero mi estado natural es volado. Para componer está bueno para conectar ideas, pero me cuesta terminar las canciones porque empiezo ideas y después sigo con otra cosa, por eso tardo tanto en sacar temas.
–¿Cómo compone?–
Puedo estar caminando por la calle y se me ocurre una melodía y la grabo o empiezo a hacer un ritmo que me gusta, o tengo una letra, pero casi siempre me salen melodías. Me gusta sobre todo trabajar en equipo.
–Tuvo que hacer un esfuerzo por hacer letras en castellano, ¿por qué decidió hacerlo? Acá hay gente que compone en inglés.–
Sentía que era un poco raro cantar en inglés viviendo acá. Si bien para mí era natural, me lo impuse. Fue un desafío y ahora me alegro, me gusta mucho el idioma español. Es un idioma tan lindo y se pueden decir tantas cosas, basta con encontrar las palabras justas. Además está poco explotado en comparación al inglés, por eso hoy valoro mucho más una buena canción en español que en inglés. Algunas de Violeta Parra me emocionan, muchas bandas chilenas nuevas me incentivan.
–Proviene de una familia de artistas, en su casa rebelarse sería ser contador,¿nunca lo intentó?–
Es verdad (se ríe). No, siempre quise estudiar música y mis padres no me lo negaron. En un momento pensé en psicología, cuando me auto impuse que debía hacer una carrera universitaria, pero solamente puedo tener disciplina con las cosas que me gustan mucho y aun así, me cuesta.
–Hizo la canción del unitario La celebración, de la productora de su hermano Sebastián, Underground. Les gusta trabajar en familia.–
Sí, pero esto no vino de la mano de Sebastián, vino de Nicolás Kalwill. Fuegracioso, porque como la necesitaban rápido grabé 30 segundos de la canción nomás, para la presentación. Entre Nicolás, mis músicos y yo le cambiamos bastante la onda y después la gente me empezó a bombardear con que quería el tema completo. Ahora lo grabé y escribí el 50 por ciento de la letra.
–Pasó de vivir en Miami, donde su padre era prácticamente anónimo, a Tucumán, donde no sólo su papá era Palito, sino que además era el gobernador. Habrá sido un momento complicado.–
Yo no advertía nada porque era muy chica. Fue entre mis 5 y 9 años, por ahí. Tuve alguna situación de chicos que escuchaban cosas en su casa y las repetían, pero creo que por ser chica no me afectó tanto. Sí me costó adaptarme al cambio de vida, lloré bastante.
–Sin embargo eligió vivir en Buenos Aires, no en Miami.–
Cuando era muy chica me encantaba Miami, para mí era todo perfecto, después fui teniéndole un poco de prejuicio a todo lo que significaba ese lugar y hace poco descubrí que hay escenas de arte, me hice amigos, me gusta volver. Buenos Aires tiene mucho atractivo, tiene un imán, pero estoy con ganas de pasar temporadas en otros lados.
–¿Le gusta viajar?–
Es lo más lindo. Este verano me fui enmoto con otra persona a Brasil. Hicimos Entre Ríos, justo era el Carnaval de Gualeguaychú, después Uruguay, Porto Alegre, San Pablo, Guarda do Embau, Praia do Rosa, Florianópolis, Paraty y Río de Janeiro.
–¿Recogió sonidos?–
Me vine con algunos vinilos, João Gilberto, mi libro de Tom Jobim, estuve en la casa de Milton Nascimento en una zapada de músicos. Fui a ver mucha música. Una noche vi un cartel de Maria Creuza, estaba tocando justo en ese instante y entré, era un lugar chiquito. La vida que se lleva ahí es increíble. Hay mucha musicalidad, la gente está tan relajada que entendés el porqué de la bossa nova. Acá es sufrido, arraigado. Me dicen que soy melancólica, vivir acá teda esa intensidad. En Brasil supongo que te va saliendo otra cosa. La frescura de Javan, el buen gusto de Tom Jobim y João Gilberto… ese disco de João Gilberto con Stan Getz es una muestra de buen gusto, cantan todo tan chiquito y tan increíble, la armonía que tienen, aprendés mucho. Me gustan los cantantes sin tanto yeite.
–Nada de “miren lo que puedo hacer con mi voz”.–
Cuando está justificado, me gusta, como el soul. Todos tenemos influencias, pero considero que es un camino más personal que técnico. Por ahí con técnica ganás un American Idol, pero no llegás a transmitir porque en el fondo se nota que estás impostando. No digo que esté mal la técnica, pero si no tiene corazón y no es genuino, se nota; la voz tiene que salirlo más natural posible. Si yo quiero hacer tango y busco parecerme a Adriana Varela me va a salir un horror. Los cantantes que me gustan son sin yeites, Sinatra no tiene yeites, Dylan para muchos es desafinado, para mí es personal, hasta el propio Charly canta a su manera y no tiene una voz para ganar un concurso.
Por Virginia Poblet
Señas particulares
Hija menor del ya legendario matrimonio entre Palito Ortega y Evangelina Salazar, Rosario nació en Miami el 9 de noviembre de 1985. Tenía cinco años cuando vino a vivir a la Argentina porque su padre fue electo gobernador de Tucumán. Sus hermanos son Martín, la actriz Julieta, el productor de televisión Sebastián, el cineasta Luis y el cantante Emanuel. Apareció en la escena mediática cuando estaba de novia con el economista Martín Lousteau. Desde entonces trata de evitarlos espacios de las escenas chimenteras.
Amores y desamores
De perfil bajo, Rocha viviría adentro de un estudio de grabación. “No me gusta la parte burocrática del mundo de la música, tener que ir a lugares, eventos que no tenés ganas, hacer cosas que son gajes del oficio. No me gustan los preparativos para un show, la ansiedad, ahí digo “¿qué hago acá?”. En esos momentos fantaseo con trabajar en mi casa o yendo a la facultad. Después, cuando subo al escenario, se me pasa. Pero bueno, a mí me entusiasma la música y este asunto viene pegado a ella.”
Cara y ceca
Rosario no esquiva hablar de su papá como artista o como político, simplemente pasa de eso, no considera que deba hacerlo: “Hay gente que paga un precio muy alto por ser ‘el hijo de’. No es mi caso. Uno no tiene la culpa de nada, ni de lo bueno ni de lo malo de sus padres. Por ahí le encontrás cosas horribles a una persona común y corriente, pero se condena mucho más a quienes están en el ojo público. Si me encontrara con la hija de la Presidenta o de quien fuera, puedo estar de acuerdo o no, jamás le haría un comentario sobre su madre o de su familia, por que eso sería ignorancia pura”.