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La Revista

Revolucionarios

El 26 de julio es una fecha especial para los movimientos populares latinoamericanos porque reúne acontecimientos como el asalto al Cuartel Moncada de Cuba, el paso a la eternidad de Evita y la Revolución del Parque.

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Revolución del Parque
Evita 3
Moncada
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Los movimientos populares latinoamericanos, y en particular los argentinos, tenemos motivos para recordar el 26 de julio. Tanto radicales como peronistas tienen motivos para recordar este día. Fue la fecha en que murió una de la grandes luchadoras por las cusas sociales; Eva Perón; pero también la primera insurrección de la intransigencia radical comandada por Leandro Nicéforo Alem y continuada por Hipólito Yrigoyen. Pero también fue la fecha de inicio de la gesta castrista en Cuba.

La radio, único medio audiovisual de la época, dio a conocer la noticia que medio país temía: Evita había muerto por un cáncer de cuello de útero. Tras negarse durante mucho tiempo a ser atendida a pesar de los síntomas de la enfermedad, recién el 6 de noviembre de 1951 fue operada por un oncólogo estadounidense de renombre, George Pack, en el entonces Hospital Policlínico Presidente Perón. Luego recibió varias sesiones de radioterapia, pero el 18 de julio de 1952 entró en coma, ya en agonía. El día 26 falleció, a los 33 años. «Cumple la Subsecretaría de Informaciones de la Presidencia de la Nación el penosísimo deber de informar al pueblo de la República que a las 20.25 horas ha fallecido la señora Eva Perón, jefa espiritual de la Nación. Los restos de la señora Eva Perón serán conducidos mañana, en horas de la mañana, al Ministerio de Trabajo y Previsión, donde se instalará la capilla ardiente», fueron las palabras del locutor, quien informó el fallecimiento por cadena nacional una hora después del hecho. Su velatorio duró 14 días, pero el legado de su figura la convirtió en el alma del movimiento peronista, en su esencia y en su voz.

En Cuba y exactamente un año después, un grupo de guerrilleros comandados por Fidel Castro, de 26 años, intentaba tomar un cuartel de la ciudad de Santiago para desencadenar la lucha armada contra el régimen dictatorial de Fulgencio Batista. El hecho pasó a la historia como el Asalto al Cuartel Moncada. Estaban divididos en tres grupos, el principal a cargo de Fidel, otro bajo las órdenes de su hermano Raúl, actual presidente de Cuba, y el tercero al mando de Abel Santamaría. Los dos últimos alcanzaron los objetivos de tomar el Hospital Civil y la Audiencia, pero la fracción más importante fue descubierta por una patrulla que abrió fuego y, de esa forma, alertó al resto. Se perdió entonces el factor sorpresa con el que contaban los revolucionarios, que era decisivo ya que tenían desventaja frente a un enemigo que era superior en armas y en hombres. A pesar de que Fidel ordenó la retirada, la mayoría de los asaltantes terminaron muertos y él recibió una condena a 15 años de cárcel, de la que fue amnistiado 24 meses después. Con el triunfo de la Revolución, seis años más tarde, Raúl Castro consiguió tomar el Cuartel y durante esos primeros 12 meses concretaron el listado de leyes y medidas revolucionarias enunciadas en el Programa del Moncada.

Girando las agujas del reloj para atrás, a fines del siglo XIX, Buenos Aires vivió la Revolución del Parque, dirigida por la Unión Cívica. Se trataba de un amplio frente que se oponía a la política de Miguel Juárez Celman, del conservador Partido Autonomista Nacional. Mientras que la Unión Cívica estaba liderada por el ex presidente Bartolomé Mitre y Leandro Alem, quien había sido el varias veces diputado y senador. Los 3000 milicianos que se reunieron para la revuelta bajo la estrategia militar del general Manuel Campos se identificaron usando boinas blancas. El 26 de julio de 1890, a las 4 de la madrugada, atacaron al Parque de Artillería, ubicado donde ahora están la plaza Lavalle y el Palacio de Tribunales. Se levantó en armas también un sector de la Marina. El combate se mantuvo durante tres días, pero al final los asaltantes se quedaron sin municiones y firmaron la capitulación. No obstante, Juárez Celman perdió todo apoyo político y debió renunciar.

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