Hace 35 años se realizaba la movilización más importante contra la Junta Militar: el 30 de marzo fue la fecha elegida para esta huelga que expresaba su repudio a la falta de libertades y al antipopular plan económico impuesto por Martínez de Hoz. En Buenos Aires la convocatoria fue multitudinaria y la gente terminó sometida a la virulencia del aparato represor.
jueves 30 de marzo de 2017 | 9:29 AM |La Confederación General del Trabajo, con Saúl Ubaldini como secretario general, llamó a un paro con movilización para el 30 de marzo del 82 bajo la consigna «Paz, pan y trabajo». La convocatoria central fue en Plaza de Mayo, pero los manifestantes no consiguieron ocupar ese espacio por la represión de las Fuerzas de Seguridad. De todos modos, en Buenos Aires se reunieron decenas de miles de personas, en su mayoría obreros y estudiantes, y también hubo marchas en Rosario, Neuquén, Mendoza y Mar del Plata.
Los antecedentes habían sido medidas de fuerza tomadas durante 1979, el primer año en que el movimiento obrero pudo expresar una medida de fuerza desde el golpe de Estado. En 1980 hubo más huelgas y tomas de fábricas y al año siguiente se pudo hacer un paro general, que fue el preámbulo de la gran manifestación del 82. Para esta fecha, Ubaldini y otros seis dirigentes estaban procesados por su actividad sindical.
Desde el Ministerio del Interior salió un comunicado que cuestionaba la legalidad de la manifestación por las posibles «alteraciones a la seguridad y el orden público», argumentando que la CGT no había solicitado la autorización necesaria para realizar el acto público. Esto no amedrentó al pueblo, que concurrió a los alrededores de la Plaza y permaneció de pie durante seis horas, a pesar de la represión policial. Al final del día, el triste saldo fueron las muertes del obrero salteño Dalmiro Flores (frente al Cabildo) y del minero mendocino Benedicto Ortiz; además hubo miles de detenidos y cientos de heridos. Entre los detenidos figuraban el entonces secretario general de la CGT nacional, Saúl Ubaldini, y cinco integrantes de la comisión directiva; el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, junto a un grupo de madres de Plaza de Mayo. Las imágenes trascendieron adentro y afuera del país.
Además del reclamo central, resumido en la consigna, el pueblo en las calles reclamó el llamado a elecciones para la vuelta de la democracia. Todavía faltaba más de un año para que eso se concretara, pero los cimientos de la feroz dictadura habían empezado a quebrarse en forma irremediable.