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La Revista

#NestorVive

El 27 de octubre de 2010 la repentina muerte del ex presidente Néstor Kirchner sorprendería a todo el país y movilizaría al pueblo en uno de los mayores funerales de nuestra historia.

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Tapa y contra 2252 Noviembre 2010
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La noticia tardó un buen tiempo en quebrar la incredulidad. Parecía imposible, un ardid más de los medios, siempre dispuestos a desestabilizar. Pero el paso de los minutos confirmó que Néstor Carlos Kirchner había muerto de un infarto que no pudieron revertir, en El Calafate. En su tierra perdía la vida, a los 60 años, el mayor líder político desde el retorno a la democracia.

Muchos kirchneristas ya descontaban un nuevo mandato de Néstor, que sucedería a Cristina para conformar un tercer período del modelo. La imagen positiva del ex presidente era muy alta y la reacción del pueblo tras su muerte lo dejó en claro: miles de personas se convocaron en forma espontánea en el centro de la ciudad de Buenos Aires para despedirlo. Sus restos fueron velados en el Salón de los Patriotas de la Casa Rosada, que recibió a miles y miles de ciudadanos conmovidos por la noticia. Algunos hicieron fila durante toda la jornada, para decirle adiós a quién, quizá, ni siquiera habían votado.

Kirchner llegó al poder con apenas el 22 por ciento de los votos pero pronto ganó popularidad gracias a que levantó banderas no sólo del peronismo sino de los distintos sectores progresistas y, sin dudas, atendió los reclamos históricos de los organismos de Derechos Humanos.

Derogó las leyes del perdón; le otorgó una ampliación histórica al presupuesto de Educación; promovió una Corte Suprema independiente, que terminó con la vieja «Corte menemista»; desarticuló las AFJP; le pagó la deuda externa al FMI y liberó al país de sus «recetas» de ajustes; fortaleció la unión de la región, coronada con la creación de la Unasur; restableció la discusión paritaria entre trabajadores y empresarios e incorporó a millones de nuevos jubilados por la implementación de la ley que fijó la jubilación anticipada, entre muchas otras medidas de gobierno.

Había iniciado su carrera política militando en la Federación Universitaria de la Revolución Nacional (FURN), de La Plata, donde estudió abogacía y conoció a Cristina Fernández. Luego fue intendente de su ciudad natal, Río Gallegos, gobernador de Santa Cruz y, en 2003, asumió la presidencia. Durante el mandato de Cristina se convirtió en Diputado y, al momento de su muerte, era secretario general de la Unasur.

En febrero de 2010 le habían hecho un procedimiento de urgencia por la obstrucción de la arteria carótida derecha y el 13 de septiembre le habían colocado un stent para desbloquear la coronaria, tras lo cual los cardiólogos le sugirieron un cambio de vida. Pero el ex presidente no disminuyó su ritmo de trabajo y prosiguió a los pocos días con su agenda completa. Nunca se podrá saber qué desencadenó el infarto fatal, pero muchos allegados afirman que no pudo sobreponerse del golpe anímico que recibió por el asesinato del militante del Partido Obrero, Mariano Ferreyra. Apenas una semana después del hecho, en la mañana del 27 de octubre de 2010, “Lupín” moría rodeado por su familia.

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