Con el bombo y la palabra, de Rodolfo Edwards, es un libro que analiza al peronismo desde un lugar nuevo, porque incluye a los que lo combatieron. Son cuatrocientas páginas que el autor define como un menjunje, pero que reflejan una cultura verdaderamente nacional.
lunes 21 de julio de 2014 | 12:13 PM |Pocas veces, queridos lectores, a lo largo de estos años, me vi en la necesidad de escribir sobre un libro en este espacio. Preferí las aventuras de un caminante por la ciudad a los comentarios fifís sobre la retórica de tal o cual autor.
Sin embargo, en estos días, las cosas cambiaron. Llegó a mis manos un libro que me cambió la vida y creo que puede cambiárselas a ustedes en gran medida. Y no estoy chamuyando.
¿Qué puede pedirle uno a un libro? ¿Que lo emocione, que lo divierta, que le transmita un hilo de conocimiento, de energía distinta para afrontar la vida? ¿Un libro debería hacernos pensar, reír, llorar, si es necesario? Bueno, todo esto sucede con el libro de Rodolfo Edwards Con el bombo y la palabra, editado por Seix Barral. Como bien dice el autor, a esta altura uno de nuestros grandes poetas populares, “un menjunje, un entrevero, por una batalla cultural y social sin armas. Una batalla de los libros”.
Con el bombo y la palabra es un libro de 400 páginas sin olvidables, un gran viaje por todo lo que somos y lo que, a duras penas, hemos sabido ser. El ser nacional, desnudado, abandonado solo en un banquito, con sus contradicciones y su genio sin parar. País monotemático el nuestro, guiado por un único tema, que es el peronismo.
A todo esto, ¿qué cornos será el peronismo? ¿Nuestro gran inspirador? Imposible saberlo. Este libro, esta antología llena de comentarios luminosos y memorables, es lo más cercano que tenemos como clasificación.
Comparable a Radiografía de la pampa o el Facundo, se trata de una obra monumental que ha sido el esfuerzo de años de investigaciones y recopilaciones: un desfile de nombres, anécdotas, citas, letras de canciones, poemas y pequeñas cronologías muy bien escritas.
La gran novedad de este libro es que entran todos. Porque al fin y al cabo hablar de peronismo no implica referirse sólo a Perón y los peronistas, sino también hablar de los otros, los que odiaron al movimiento más justo que hubo sobre la faz de la Tierra. Los otros, los Ocampo, los Borges, los Macri, los Lilita Carrió, los Cook y tantos miles. Ellos, de alguna manera, también son peronistas, porque sólo se odia lo que se ama, como leí en una parte del libro.
Con el bombo y la palabra debería leerse en los colegios, para que los niños sepan, vean, disfruten y comprueben que hay una cultura muy aferrada al ser nacional, una cultura casi olvidada, como las letras de los tangos o los libros de Jauretche, que no salen en la televisión, ni en los diarios, ni en internet. Una cultura peronista y antiperonista, que es lo más original que tenemos. ¡La Conabip debería comprar treinta mil ejemplares y repartirlos por todas las bibliotecas del país! Este es un libro fundacional, señores.
Rodolfo Edwards es uno de los grandes poetas argentinos, un difusor incansable de la cultura popular. Nacido en el barrio de La Boca, anoche me dijo: “Escribir un poema es lo mismo que comer, mirar televisión, respirar, es parte de mi biología y forma parte de mi cotidianeidad”. Toda una definición de la vida, ¿no?
Edwards publicó libros que viven en el corazón de muchos lectores y muchos de sus colegas. Hombre histórico de la poesía contemporánea. Sin Edwards, prácticamente no hubiese existido la poesía de los años 90. “Cuando comenzamos a escribir y nos reuníamos en un bar para hacer La Mineta, una hoja de poesía que editaba Edwards, nos asombrábamos porque sus versos eran perfectos, ya escribía bien, mientras nosotros queríamos pelar un verso, Edwards pelaba veinte por día. Todos queríamos ser como él, escribir como él”, me dijo hace años Fabián Casas, un admirador incondicional de Rodolfo Edwards.
Por Washington Cucurto