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La Revista

La reforma universitaria del 18

El 21 de junio de 1918 se publicó el Manifiesto Liminar, redactado por Deodoro Roca y dirigido a «los hombres libres de América del Sur”, que contenía las peticiones de los estudiantes cordobeses. Su lucha con siguió la renovación de los programas de estudio, la apertura a un mayor número de estudiantes y la participación en la dirección de las casas de estudio.

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Reforma universitaria Córdoba

Hace casi un siglo, el sistema universitario era obsoleto y reaccionario, con planes de estudio que atrasaban décadas. En la Universidad de Córdoba –una de las tres nacionales, junto con la Buenos Aires y la de La Plata– la influencia clerical era notable.

Cuando las autoridades modificaron el régimen de asistencia y cerraron el internado del Hospital de Clínicas, a fines de 1917, los estudiantes que crearon un Comité pro reforma, que declaró la huelga general estudiantil el 31 de marzo de 1918. Redactaron un memorial con sus reclamos, que decía: “No sólo es el régimen orgánico de los estudios superiores que precisa modificase: es urgente la renovación del profesorado, en forma que asegure la competencia de los docentes designados; es indispensable la reforma de los planes de estudio para modernizar y mejorar la enseñanza, y queremos, por fin, los estudiantes, otra organización disciplinaria, menos meticulosa, más sincera y más útil. Todo ello, a nuestro juicio, si no es secundario, tiene como base la reforma de la constitución universitaria, que, entregando hasta la fecha, a unos pocos el gobierno de la casa, mediante las academias vitalicias, ha substraído la universidad a las innovaciones que su propio progreso necesita”. La respuesta del Consejo Superior fue clausurar la universidad el 2 de abril.

Pero los jóvenes estaban lejos de amedrentarse y conformaron la Federación Universitaria de Córdoba y la de Buenos Aires, con integrantes de otras universidades. Por su parte, los sectores reaccionarios se agruparon bajo el nombre de Comité pro defensa de la universidad y en los centros católicos de estudiantes.

El presidente Hipólito Yrigoyen impulsó la elección de los docentes, del consejo y del rector y el 28 de mayo fue un día histórico para la universidad argentina, ya que se votaron por primera vez los cargos docentes de una casa de altos estudios.

Aunque la mayoría de profesores eran cercanos a la FUC, en la elección del rector los conservadores se aliaron con los moderados y así lograron la victoria. Luego los estudiantes hicieron destrozos en la sala donde sesionaba la asamblea, pidiendo la renuncia del nuevo rector. Desde todo el país los apoyaron artistas e intelectuales.

El 21 de junio publicaron el Manifiesto Liminar, redactado por Deodoro Roca y dirigido a «los hombres libres de América del Sur” en La Gaceta Universitaria y dos días más tarde hicieron una masiva manifestación en la que  anunciaban: “El nuevo ciclo de civilización que se inicia, cuya sede radicará en América porque así lo determinan factores históricos innegables, exige un cambio total de los valores humanos y una distinta orientación de las fuerzas espirituales, en concordancia con una amplia democracia sin dogmas ni prejuicios”. En la fotografía que acompaña la nota, publicada por Caras y Caretas el 3 de agosto de 1918, se puede observar una manifestación realizada en Buenos Aires, sobre Avenida de Mayo, en adhesión «a la reforma universitaria proclamada por la juventud de Córdoba».

El 7 de agosto consiguieron la renuncia del rector electo y un mes más tarde tomaron la Universidad, para asumir interinamente su conducción. Pero el gobierno nacional envió al ministro de Educación, José Salinas, como interventor. Concluyeron las elecciones y las vacantes producidas por las renuncias fueron cubiertas por algunos reformistas, como Deodoro Roca y Arturo Capdevila. Con el aval de la FUC, fue electo el nuevo rector, Eliseo Soaje.

Este movimiento universitario reformista renovó los programas de estudio, permitió la apertura de la universidad a un mayor número de estudiantes y promovió su participación en gestión, impulsando además el interés hacia los problemas del país. Siguió contando con el apoyo del gobierno de Yrigoyen, que colaboró para que se extendiera por el país. La Universidad del Litoral (1919) y la de Tucumán (1921) surgieron de este espíritu.

No obstante, la presidencia de Marcelo Torcuato de Alvear implicó una vuelta a las cátedras de profesores reaccionarios.

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