Se cumplen 42 años del fallecimiento de uno de los líderes políticos más trascedentes del siglo XX. Tras su muerte, el país vivió en la oscuridad por mucho tiempo.
viernes 1 de julio de 2016 | 4:33 PM |Aunque su biografía cuente que llegó al mundo el 8 de octubre de 1845, el nacimiento político de Juan Domingo Perón fue el 17 de octubre de 1945, cuando el pueblo se movilizó desde los barrios más humildes del Gran Buenos Aires para reclamar su liberación. Esa fuerza que llenó Plaza de Mayo consiguió que el entonces coronel se convirtiera en el político más influyente del siglo XX.
En su carrera política lideró la Secretaría de Trabajo y Previsión y el Ministerio de Guerra y fue vicepresidente del mandatario de facto Edelmiro Farrell. Poco a poco se convirtió en el referente de los sectores obreros, a los que benefició con medidas como los convenios colectivos, la jubilación para los empleados de comercio, el Estatuto del Peón de Campo y los tribunales del trabajo, muchas surgidas en el socialismo pero que pudieron concretarse gracias al impulso concreto de Perón.
El sector más conservador del gobierno lo obligó a renunciar y fue entonces cuando pidió despedirse del pueblo desde la radio. Luego de ese gesto lo encarcelaron y como efecto incontenible se produjo la gran movilización del 17 de octubre, que se convertiría en el Día de la Lealtad desde entonces para el peronismo. Pocos meses después se casaría con Eva Duarte, quien sería además de su esposa una enorme compañera política.
El 24 de febrero de 1946 ganaría las elecciones presidenciales y durante ese primer gobierno desarrollaría el Plan Quinquenal, que fomentaba la industria nacional y el mercado interno. En 1948 estatizó los ferrocarriles, condonándole una deuda a su antigua propietaria, Inglaterra. Un gran logro fue la ley de voto femenino, sancionada en 1951.
Obtuvo la reelección y durante este período implementó el Segundo Plan Quinquenal. A pesar de los logros y de la conquistas sociales, tomó algunas medidas regresivas y fue muy criticado por el contrato con la petrolera norteamericana Standard Oil. Además, el segundo peronismo tuvo características autoritarias, con persecuciones en el campo de la cultura, la comunicación y la educación. Importantes líderes opositores, como Alfredo Palacios y Ricardo Balbín, fueron encarcelados, y otros dirigentes sufrieron detenciones clandestinas y fueron torturados, como Alfredo Palacios. Muchos terminaron en el exilio.
La ley de divorcio, la legalización de los prostíbulos y la supresión de la obligatoriedad de la enseñanza religiosa en las escuelas terminó de desatar en enfrentamiento con la Iglesia y los sectores más conservadores, que llevaría a su derrocamiento en 1955. El 16 de junio de ese año la Marina bombardeó la Plaza de Mayo, provocando la muerte de cientos de civiles, y en septiembre las fuerzas armadas (con la autoría intelectual de liberales, conservadores, oligarcas de la industria y el campo y la iglesia) tomaron el poder.
Perón se fue del país y su exilio duró 18 años y el Partido Peronista quedó proscripto. En 1964, el dirigente metalúrgico Augusto Timoteo Vandor planeó Operativo Retorno, que traería al líder del peronismo de vuelta a la Argentina, pero se canceló porque no estaba garantizada su seguridad y el avión debió volver a Madrid sin tocar tierra en nuestro país.
Casi una década más tarde, en las elecciones de 1973, ganó el candidato peronista Héctor Cámpora cercano a los sectores juveniles. El movimiento estaba dividido entre la organización Montoneros, que esperaba que se cumpliera la promesa de Perón de instaurar un socialismo nacional, y grandes sectores vinculados a los sindicatos y al aparato partidario, encabezado por el secretario privado de Perón, José López Rega. El 20 de junio de 1973, con la llegada de Perón al país, este enfrentamiento interno produjo la Masacre de Ezeiza.
El 12 de octubre, Perón asumió su tercera presidencia y reemplazó a los gobernadores y funcionarios vinculados a Montoneros. «¿Qué pasa, qué pasa, General, está lleno de gorilas el gobierno popular?”, cantaron como respuesta las columnas de esa organización al entrar a Plaza de Mayo el Día del Trabajador de 1974. En su duro discurso Perón los llamó “imberbes y estúpidos”, distanciándose definitivamente de los sectores de izquierda. Su último discurso sería el 12 de junio de ese año convocando a la unidad nacional.
Un par de semanas después moría por complicaciones de una bronquitis y sería sucedido por su esposa, Isabel Martínez, iniciándose así una de las etapas más oscuras de la historia argentina.