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La Revista

LA LUZ DEL PERONISMO

Más militante que poetisa, más activista que pintora, más libertaria que periodista. Blanca Luz fue una figura poco analizada y reconocida en la política de América del Sur y, particularmente, del movimiento peronista.

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CyC 2344 Agosto 2018(2) Blanca Luz

Por Damián Fresolone. Me ciñeron de albores las nubes,/ fantaseaba en mi frente una estrella./ Recorrí los caminos del mundo, ¡la Victoria seguía mis huellas!”, grita el primer poema publicado por Blanca Luz Brum, en Montevideo, en 1925. Pero, ¿quién fue Blanca Luz? Nació el 31 de mayo de 1905, en Pan de Azúcar, Uruguay. Transcurrió su infancia y adolescencia puertas adentro de un convento hasta que conoció al poeta peruano Juan Parra del Riego, quien sería su esposo. En 1925 comenzó a recorrer el camino que anheló: ser poetiza. Publicó su primer libro, titulado Las llaves ardientes. El año siguiente viaja a Perú y escribe en la revista literaria Amauta, dirigida por el fundador del Partido Socialista del Perú, José Carlos Mariátegui. El compromiso político de Blanca Luz, hasta el momento desde la pluma, era inquebrantable y la lleva a fundar la revista Guerrilla, espacio literario de vanguardia con fuerte contenido revolucionario. Su relación con Mariátegui prosiguió, primero visitándolo en la cárcel y luego a través de una constante correspondencia postal, tal como se muestra en el documental No viajaré escondida, el cual explora la vida y obra de la escritora.

Tras conocer al pintor David Siqueiros, viaja a México. Allí, criticó parte de la cultura hegemónica del país y, sin participar de las corrientes feministas de la época, analizó las relaciones de género, en una carta fechada en 1929: “Aquí no existe el hombre, existe el macho. No existe la mujer, existe la hembra. Hembra y macho que se disputan a balazos la hedionda conquista del sexo”. Ese año, junto a otros comunistas extranjeros, Blanca Luz fue encarcelada.Luego de publicar sus cartas con Siqueiros en Un documento humano (Penitenciaría – Niño Perdido) (1931), su segundo libro de poemas, Atmósfera arriba (1933), su primera autobiografía, Blanca Luz contra la corriente (1936) y una serie de poemas hacia los pueblos oprimidos titulados Cantos de la América del Sur (1939), viajó a Chile, su segunda tierra. Participó activamente de la campaña que llevó al poder al Frente Popular y luego se desempeñó como jefa de prensa del candidato José Antonio Ríos. Muchos aseguran que Blanca Luz cumplió un rol comunicacional fundamental para el triunfo del radical chileno en 1942.

Su creación literaria se estancaría por algunos años; pero la participación política mostraría su mejor perfil al viajar a la Argentina.

BLANCA LUZ Y EL 17 DE OCTUBRE

En 1942 llega a la Argentina y desencantada de su pasado comunista comienza a ser seducida por el peronismo. “Blanca Luz mira con interés este fenómeno popular, la energía transformadora del movimiento, y llega a ocupar el cargo de jefa de Prensa de la Secretaría de Trabajo y Previsión que organiza Perón”, relata Jorge Coscia, ex secretario de Cultura de la Nación y autor de la novela Juan y Eva.

Por esa importante labor comunicacional y su llegada directa a Juan Domingo Perón es que nace el primero de los mitos: ¿Blanca Luz fue la agitadora del 17 de octubre de 1945? Todo indica que sí. Tanto en el documental No viajaré escondida como en distintos relatos existen elementos para ratificarlo. Blanca Luz tenía en su poder, por un lado, la agenda de los distintos medios de comunicación y, por otro, los contactos directos de los principales dirigentes sindicales que luego encabezaron la histórica movilización exigiendo la liberación del coronel. “Yo creo en esa teoría. Entiendo que fue ella y no Eva. Tuvo una participación muy activa junto al coronel Mercante y otros nombres”, asegura Coscia.

Años más tarde, la poeta uruguaya describe ese acontecimiento en un texto titulado “Un diez y siete de octubre”: “Miles de seres humanos sacudían los terribles puentes de hierro como tratando de derribarlos […] eran los aguerridos obreros peronistas de esos históricos reductos laborables que no estaban dispuestos a quedar marginados de la gran batalla que se iba a librar ese día”. De inmediato se origina un segundo acontecimiento, quizá tan significante como el anterior: la creación de la consigna “Braden o Perón”. En su autobiografía publicada post mortem, Mi vida. Cartas de amor a Siqueiros (2004), no quedan dudas, Blanca Luz asegura: “Durante la primera campaña presidencial popularicé una consigna nacionalista seca como una bala: Braden o Perón (…) Es imposible hablar de aquel triunfo sin unir al de Perón el nombre de Braden”. Seguramente esto también sea cierto, aunque no exista documento que lo avale. De lo que sí hay registro, según Coscia, es de la convocatoria anti-Braden organizada por la poeta uruguaya denunciándolo de explotador y criminal por la tragedia minera sucedida en Chile.

Cuando parecía que el activismo político iba perdiendo espacio en su vida, protagoniza un acontecimiento muy recordado. Blanca Luz es quien, junto a su hija, ayuda a escapar de la cár￾cel de Santiago, en 1957, al peronista Guillermo Patricio Kelly. Disfrazado de mujer, del brazo de la poeta, burlaron la seguridad de la penitenciaría. Esto le costó a Blanca Luz nuevamente la detención.

A OSCURAS

La poetisa decidió alejarse del bullicio político. En 1959, construyó su casa en una isla del archipiélago Juan Fernández, hoy llamada Robinson Crusoe.En 1972 publica En brazos de su pueblo regre￾sa Perón, una particular visión sobre el peronismo; y meses más tarde visita la Argentina como única invitada extranjera a la asunción del tercer mandato del líder.

En la isla del sur chileno continuaron sus días hasta su muerte, en 1985, no sin antes aturdir y defraudar a cientos de artistas y militantes latinoamericanos del siglo XX. Blanca Luz, aquella mujer libertaria que hasta soñaba junto al nicaragüense Augusto César Sandino combatir el imperialismo estadounidense, pasó a apoyar en su propia tierra el golpe de Estado de Augusto Pinochet.

Quizá la contradicción fue una constante en Blanca Luz, al menos así lo mostraba poco antes de cumplir 30 años: “Yo escribo este libro desde mis conflictos. Me gustaría haber escrito para la burguesía panfletos terribles y demoledores, pero este afán mío de acuñar me lleva frecuentemente a zonas embalsamadas que me alejan de mis deberes revolucionarios. Es una vergüenza y hay que confesarla”

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