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La Revista

La inauguración de la Fuente de las Nereidas

Se cumplen 113 del primer emplazamiento de la escultura realizada por Lola Mora. La obra fue criticada por moralistas de la época.

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Fuente de las Nereidas3
Fuente de las Nereidas
Fuente de las Nereidas2
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Dolores Mora de Hernández, o sencillamente Lola Mora, fue una de las más brillantes artistas y una de las principales feministas que tuvo la Argentina a comienzos del siglo XX. En sus primeros tiempos sus obras fueron cuestionadas por su “feminismo”. La propia Caras y Caretas la hizo parte de sus burlas por la preeminencia femenina sobre el hombre en la presentación de sus proyectos para el Centenario. También era criticada por la utilización de cuerpos desnudos.

La Fuente Monumental Las Nereidas (también llamada de Lola Mora) fue realizada en mármol blanco de Carrara y representa a las nereidas asistiendo al nacimiento de la diosa Venus. El monumento, de filiación renacentista y formas y texturas de estilo barroco, representa el nacimiento de Venus. En la mitología griega, las nereidas eran las cincuenta hijas de Nereo y de Doris y se las consideraba las ninfas del mar, pues vivían en las profundidades del océano. Emergían a la superficie para ayudar a los marineros que lo necesitaran, siendo los argonautas los más famosos. Se trata de una de sus obras más relevantes y fue una donación de la escultora por pedido del intendente de la ciudad de Buenos Aires, Adolfo J. Bullrich. Éste pasó por alto la aprobación del Concejo Deliberante, lo que en su momento fue motivo de críticas.

La escultora, que se hallaba en un largo viaje de estudios en Roma, en agosto de 1900 regresó a su país con los bocetos de lo que sería la fuente, ofrecida en donación a la Municipalidad de Buenos Aires. La fuente la realizó en Roma junto a talleristas profesionales y alumnos del taller. Primero armó un pequeño modelo en arcilla y luego construyó uno en su actual tamaño en yeso. Finalmente se realizaron los trozos de mármol, que fueron trasladados a Buenos Aires a mediados de 1902. Lola también viajó para supervisar el armado final. Para ello usaba pantalones que le facilitaban el movimiento sobre los andamios, lo que fue considerado por algunos como un agravio a la moral, por lo que hubo que rodear el lugar de trabajo con una cerca de maderas.

La fuente iba a ser emplazada en la Plaza de Mayo, donde actualmente se halla la Pirámide de Mayo, pero debido a que los desnudos de la obra ofendían a los miembros de la curia. Se sugirió el barrio de Mataderos, por ser muy despoblado, o el Parque de los Patricios. Finalmente privó el criterio de un grupo de prestigiosos ciudadanos, entre ellos Bartolomé Mitre, de instalarla en el Parque Colón. Allí se inauguró el 21 de mayo de 1903, a las 16 horas, en lo que era la intersección del Paseo de Julio (actual Avenida Leandro N. Alem) con la calle Cangallo (hoy Juan Domingo Perón), a poca distancia de la Casa Rosada. A la ceremonia no asistió ninguna mujer. Caras y Caretas cubrió aquel acontecimiento y lo reprodujo en su edición Nº 243, del 30 de mayo. Dijo Lola Mora: “Cada uno ve en una obra de arte lo que de antemano está en su espíritu; el ángel o el demonio están siempre combatiendo en la mirada del hombre. Yo no he cruzado el océano con el objeto de ofender el pudor de mi pueblo (…). Lamento profundamente lo que está ocurriendo pero no advierto en estas expresiones de repudio -llamémosle de alguna manera- la voz pura y noble de este pueblo. Y esa es la que me interesaría oír; de él espero el postrer fallo”.

Se llegó hasta a poner en duda que una mujer hubiese podido ser capaz de crear esa obra, diciendo que en realidad fueron sus ayudantes los autores. La presión de las ligas moralistas obligaron a su traslado, en 1918, a un lugar más alejado. El sitio elegido fue la Costanera Sur, que en aquel momento se estaba urbanizando. Más precisamente, en la intersección de la actual Avenida Tristán Achával Rodríguez con la calle Padre Migone, frente a la entrada sur de la Reserva Ecológica de Buenos Aires, en el actual barrio de Puerto Madero. La propia Lola Mora se encargó de dirigir el traslado a ese lugar, que es donde se encuentra actualmente.

En 1971 se pensó en trasladarla a la intersección de la Avenida Santa Fe con la Avenida 9 de Julio, pero al observarse que la base tenía fisuras que hubieran podido agrandarse durante la mudanza se prefirió no moverla. En 1997 el Poder Ejecutivo Nacional, por Decreto nº 437 del 16 de mayo la declaró Bien de Interés Histórico Nacional.

 

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