El narcotráfico es el negocio más rentable del mundo. Es, también, uno de los más desiguales en cuanto a distribución de ganancias y el mayor generador de violencia. Pero especialmente, en el continente americano, es la excusa de los EE.UU. para promover la intervención militar en asuntos de “seguridad interna”.
martes 24 de mayo de 2016 | 3:02 PM |A 90 kilómetros de la costa, en las imponentes plataformas petroleras que la empresa Pemex tiene en el Golfo de México, es común que los trabajadores, sometidos a largas jornadas de trabajo riesgoso y duros períodos de aislamiento, consuman cocaína durante todo el día. Pero, ¿cómo la obtienen? El petróleo es, para cualquier nación, su recurso estratégico más sensible por lo que es extremadamente difícil acceder a las instalaciones de altamar. Las plataformas son verdaderas fortalezas que cuentan con la más alta tecnología y están custodiadas por grupos especialmente entrenados de las Fuerzas Armadas. Las inspecciones son estrictísimas: cualquiera que quiera ingresar o salir debe someterse (y someter sus pertenencias) a tres anillos de controles rigurosos.
En su libro Mares de cocaína. Las rutas náuticas del narcotráfico, la investigadora mexicana Ana Lilia Pérez revela por qué la droga circula con tanta facilidad, incluso en lugares supervigilados. Las “mulas” que llevan la cocaína a las plataformas de Pemex pueden ser los barcos petroleros o los navíos contratados para mantener los pozos o, incluso, las lanchas que transportan a los trabajadores. Cuando Pérez comenzó a investigar este tema, descubrió que era apenas –para usar una imagen común– la punta del iceberg. Y constató que así como el 90 por ciento del comercio mundial (legal) va por el agua, también el tráfico de droga a gran escala se realiza por vía marítima.
“Como en todas las épocas, quienes controlan las vías náuticas, quienes tienen los medios para recorrer los mares e infiltrarse en los puertos, lideran la cadena del suministro de la cocaína porque en esa etapa –más que durante su cultivo o producción– es cuando se obtiene la mayor mar tiene una gran ventaja para cualquier actividad ilegal: no existen leyes ni regulaciones internacionales. Las vías marítimas y los puertos son regiones donde los traficantes tienen paso franco. Para entender la geopolítica del narcotráfico es importante detenerse en un dato que señala Pérez: quienes cultivan y producen son el eslabón más débil de la cadena. En el libro Todo lo que necesitás saber sobre narcotráfico, Cecilia González muestra con cifras contundentes la desigual distribución de las ganancias que deja este negocio, primero en la lista de los más redituables del planeta y diez veces más beneficioso que el segundo: el tráfico de personas.
“Los campesinos que cultivan coca en Bolivia, Perú o Colombia y los productores mexicanos de amapola o marihuana se quedan apenas con el uno por ciento de las ganancias”, explica González. Los intermediarios (desde los proveedores de los químicos a las fuerzas de seguridad que reciben coimas) obtienen entre 15 y 19 por ciento. Pero los revendedores que entregan la mercadería al consumidor final se quedan, según cifras de la Organización de Estados Americanos (OEA), con el 66 por ciento, aunque posiblemente sea más. Estos últimos son los que menos riesgos corren.
(Continuar leyendo en la edición impresa)