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La Revista

La disputa por la hegemonía política

Por Víctor Santa María – Presidente del Grupo Octubre.

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La derecha argentina se modernizó. Con un marketing estudiado hasta el hartazgo, incorpora las banderas de lo bueno y correcto: ciudad verde, el predominio de la eterna juventud, cultura para todos mezclado con el wi-fi libre en todas las plazas, por ejemplo, y otras tantas premisas cool que no serían ni correctas ni incorrectas si no fuese porque están inmersas en un discurso que aparece como vacío cuando en realidad está repleto de lógica y sentido. Para comprenderlo sólo hay que mirar el estado de los hospitales y de muchas escuelas públicas de la ciudad.

Mauricio Macri sostiene que una economía con inflación no puede funcionar. Lo que omite es que su propio gobierno aumentó el ABL un 730 por ciento y con impuestazos de tres cifras también subieron los subtes, peajes, taxis, garajes, registros de autos 0 km y patentes.

Hay dos modelos que se disputan el ejercicio del poder en la Argentina. Hoy los podemos identificar como el kirchnerismo y el macrismo. “La historia argentina está trazada por encadenamientos politicoculturales que, como con perfidia, la definieron Agüero y luego Sarmiento, se puede dividir en ‘civilización y barbarie’, en ‘ilustración y salvajismo’ o, en términos menos pasionales y menos manipuladores, en una línea liberal y una línea nacional y popular”, sostiene Hernán Brienza, citado por el periodista Fernando Amato en nuestra nota de tapa de esta edición.

Queda claro que, desde entonces, los dos patrones –con diferentes tácticas, estrategias y nombres– vienen disputando la hegemonía política. Y está más claro todavía que la pulseada es asimétrica. Se juegan dos modelos de país en el próximo semestre. Uno que sostiene la inclusión y la garantía de los derechos populares y otro que se disfraza de progresismo. Y sabemos que la mentira tiene patas cortas. Por suerte.

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