Los testimonio de Jorge Luis Borges y Enrique Cadícamo
lunes 24 de octubre de 2016 | 2:44 PM |POR JORGE LUIS BORGES (Escritor)
El tango no es triste, melancólico, nostálgico, llorón. El tango es alegre. El tango surge de la milonga, y es al principio valeroso y feliz. Y luego va languideciendo y entristeciéndose.
Gardel tomó la letra del tango y la convirtió en una breve escena dramática, en la cual un hombre abandonado por una mujer se queja, en la que se habla de la decadencia física de una mujer. No puedo aceptar esa teoría racista de que el tango fue pendenciero, porque era criollo, y luego se entristeció en el barrio italiano de La Boca.
Los primeros tangos se tocaban con piano, flauta y violín. Después se agregó el bandoneón, de origen alemán. Si el tango hubiera sido orillero, popular, entonces el instrumento habría sido el instrumento popular por excelencia: la guitarra (…)
A comienzos de siglo, siendo chico, yo vi a parejas de hombres bailando el tango, digamos al carnicero, a un carrero, acaso con un clavel en la oreja alguno, bailando el tango al compás del organito. Porque las mujeres conocían la raíz infame del tango y no querían bailarlo.
Contrariamente a esa suerte de novela sentimental que han hecho los films, el pueblo no inventa el tango, no impone el tango a la gente bien. Ocurre lo contrario. Y luego los niños bien, patoteros, que eran gente de armas llevar, o de puños llevar, porque fueron los primeros boxeadores del país, lo llevaron a París. Y cuando el baile fue aprobado y adecentado en París, entonces el Barrio Norte, digamos, lo impuso a Buenos Aires.
Para 1910, Buenos Aires era la capital de un país creciente, donde la pobreza era una cuestión de una generación, a lo sumo. Ese país que fuimos hasta hace poco (…) El tango nos da a todos un pasado imaginario, todos sentimos que, de un modo mágico, hemos muerto peleando en una esquina del suburbio.
El tango, cuatro conferencias (1965)
POR ENRIQUE CADÍCAMO (Escritor)
No estoy de acuerdo para nada con la llamada vanguardia del tango. Vanguardia es lo primero que cae en la línea de fuego. En un combate la vanguardia es la que va adelante. En el tango hay algo parecido. La vanguardia del tango es lo primero que cae ante la indiferencia de todos los que conocen lo que es el tango.
El tango es una raíz popular, como otros ritmos en otras partes del mundo que no han cambiado ni han desvirtuado, que no le han puesto otro ropaje. ¿Se puede modernizar el cante jondo? Sería un disparate. ¿Por qué? Porque es de raíz popular, mora, española. Todo lo que sea progreso me encanta pero en algunas cosas no tiene sentido. Que lo hagan en las máquinas, en las computadoras, que lo hagan en los espectáculos. En esto no.
El tango es una cosa muy humilde, muy sencilla. Era un sentimiento que valía más que toda la parte ortodoxa que pudiera tener la partitura. Al tango hay que dejarlo como está. Es una cosa nuestra, es un paisaje que quedó de antes. El tango ya quedó. Es imposible hablar de un tango que venga.
Yo estaba en París cuando el tango empezó a caminar en el año 28. El tango llega a lo que llega porque es una música sencillísima que venía de la ultrapampa, decía en un lenguaje.
Hoy no se pueden escribir letras de tangos porque el tango es una cuestión de clima, de época. Donde muere el autor, muere la época. Para mí ya murió la época del tango.
Yo no descarto la posibilidad de que vuelva el tango con esencia. Si hay estudiosos que digan a ver por qué fue que Cobián, por qué Delfino y todos los revolucionarios del tango dejaron la parte auténtica. A ver por qué fue. Hay que estudiar y entonces sí pueden hacer un tango 1986 y, llegado el momento, darle el cariz, lo que es tango.
El tango es lo más sencillo, es pulsación, es fuerza, es una emoción interna que usted tira en las teclas y saca efecto. No es alarde, eso es otra cosa.
Al tango hay que dejarlo como está (1986)