Por Víctor Santa María – Presidente del Grupo Octubre
viernes 18 de diciembre de 2015 | 1:01 PM |El nacionalismo argentino irrumpió en el mundo de las ideas de este país emparentado al fascismo de Mussolini. Son los mismos que luego se dejarían seducir violentamente por el nazismo alemán. Supieron de memoria, siempre, quiénes eran sus enemigos: el liberalismo, porque defiende al individuo, y el marxismo, que con su visión de clases cuestiona la propiedad privada y el concepto de nación. En 1880 lograron su fortaleza hasta que apareció Hipólito Yrigoyen en 1916.
No pararon hasta derrotarlo y siguieron hasta 1983 golpeando las puertas de los cuarteles y siendo funcionales a cualquier corporación. Peronistas y radicales se fueron intercalando limpiamente en el ejercicio del poder. Y la derecha argentina miró por décadas, conspirando. Hoy, a cara destapada, ganó por primera vez en elecciones libres.
“Ceocracia, gobierno de las corporaciones. Miguel Godoy, propuesto como titular de Afsca (a pesar de tener vigente su mandato Martín Sabbatella) es el dueño de MDG Comunicación e Imagen, que tiene entre sus clientes al propio Quintana, a través de Farmacity. Al conocerse la victoria de Macri, las acciones de su amigo y principal contratista de la ciudad, Nicolás Caputo, subieron más del 60 por ciento. El dueño de Fiat en la Argentina, Cristiano Ratazzi, fue fiscal por Cambiemos en La Matanza. La propia esposa de Macri, Juliana Awada, tiene varias importantes firmas de ropa acusadas ante la Justicia por utilización de talleres textiles con trabajo esclavo para la confección de sus prendas”, apunta en su nota de tapa de esta edición de Caras y Caretas el periodista Fernando Amato al explicar la tesis de que no volvieron los 90 a la Argentina sino que se aggiornaron.
Alternancia. Así es la democracia. Y la derecha debería aprender que de esto se trata este maravilloso juego.