Fue el primer presidente elegido tras la sanción de la Ley Sáenz Peña de voto universal, secreto y obligatorio y así llegó a su primer mandato, como candidato radical proveniente de la clase media. Volvió a la presidencia doce años más tarde hasta que lo derrocaron, el 6 de septiembre de 1930, en el primer Golpe de Estado de la historia constitucional de nuestro país, que daría comienzo a la Década Infame.
miércoles 12 de julio de 2017 | 3:19 PM |Antes de convertirse en presidente, Hipólito Yrigoyen fue profesor de historia, filosofía e instrucción cívica, comisario de Policía, presidente del Consejo Escolar de Balvanera y diputado. Nació el 12 de julio de 1852 en la ciudad de Buenos Aires. Encuadrado en el movimiento de su tío Leandro N. Alem, Yrigoyen fue uno de los fundadores de la Unión Cívica, en 1890, y de la Unión Cívica Radical, en 1893. Luego del suicidio de Alem, se enfrentó en un duelo con el correligionario Lisandro de la Torre y, de forma inesperada, venció a aquel experto esgrimista y le dejo visibles marcas en el rostro.
Cuando ganó las elecciones presidenciales por primera vez, terminó con cuatro décadas de gobiernos conservadores en manos del Partido Autonomista Nacional. Llegó a la presidencia como representante de las clases medias mediante la aplicación, por primera vez, de la Ley Sáenz Peña de voto universal, secreto y obligatorio.
Asumió el 12 de octubre de 1916 y durante esa primera gestión promovió leyes protectoras de los trabajadores rurales, se les dio espacio a los sindicatos para que crecieran, a la par del progreso de las clases medias, se fundó YPF, se crearon líneas de ferrocarril estatales y se reguló el precio del pasaje, se crearon cajas jubilatorias para los empleados, se le dio apoyo a la reforma universitaria que reclamaban los estudiantes, entre otras medidas que irritaron a la derecha. Por otro lado, el presidente permitió que ocurrieran los asesinatos de la Semana Trágica, la Patagonia Rebelde y la Masacre de la Forestal, perpetrados por fuerzas de seguridad y grupos parapoliciales y paramilitares, como la Liga Patriótica.
Exactamente 12 años después ejercería su segundo mandato. El 12 de octubre de 1928 llegó a la casa de gobierno con el plan de nacionalizar el petróleo, promover leyes sociales y continuar el desarrollo de los ferrocarriles. Reglamentó la jornada laboral de ocho horas, pero pronto sobrevino la crisis económica mundial del 29, que tuvo como epicentro a la bolsa de Wall Street, y los efectos comenzaron a golpear a su gobierno. Aprovechando el contexto económico desfavorable, los conservadores buscaron la forma de imponerse y comenzaron a horadar la imagen pública de Yrigoyen a través de la prensa. Contaban con el empresariado argentino y los grandes terratenientes, grupos de los que formaban parte, que deseaban volver a controlar el Estado. Poco a poco, fueron instalando la idea de que el gobierno del radical era caótico, desordenado y sin proyección.
Se considera al 6 de septiembre de 1930 como el día del primer Golpe de Estado de la historia constitucional de nuestro país; en esa fecha, el presidente Yrigoyen fue derrocado por los generales José Félix Uriburu y Agustín Pedro Justo. La insurrección militar no fue muy amplia porque muchos sectores se mantuvieron aliados al gobierno, pero desde la mañana los ciudadanos se encontraron con los volantes que arrojaban aviones militares, que llamaban a la rebelión. A las pocas horas, Yrigoyen y el vicepresidente Martínez firmaron su renuncia.
La clase media fue utilizada: carente de información, manipulada, apoyó y celebró un golpe de estado que no le traería más que sufrimiento y demoraría décadas el proceso democrático que podría haberle dado un verdadero lugar protagónico en la vida política del país.